(1839-1903)
Nació en Mayagüez, Puerto Rico eL 11 de enero de 1839. Fueron sus padres Eugenio de Hostos e Hilaria María Bonilla y Citrón. Su padre fue en 1848 escribano y secretario de la Reina Isabel II de España, lo que indica que tenía buena posición económica.
Luego de terminar su educación básica en San Juan, con trece años, Eugenio María de Hostos viajó en 1852 a España para completar su formación académica. En 1855 regresó a Puerto Rico y nuevamente retornó a España en 1858. Estudió en Bilbao y en Madrid, se licenció en leyes y participó de la vida cultural.
Se convirtió en un apasionado defensor del pensamiento positivista y de las ideas de autodeterminación y justicia social, influencias que impactarían su visión educativa. Creía firmemente en una educación integral que preparara a los individuos no solo en conocimientos académicos, sino también en valores cívicos y éticos.
El positivismo fue una corriente filosófica popular en el siglo 19 muy cercana a la ciencia, que afirmaba que todo conocimiento de alguna manera surgía de la experiencia, la cual se podía respaldar por el método científico. El positivismo rechaza o niega cualquier interpretación teológica y metafísica.
Para 1850 los liberales opositores propagaban ideas de libertad. Hostos se empapó de estas ideas progresistas y se entusiasmó con las diferentes independencias de las colonias españolas en América. En 1869 se emitió una nueva Constitución en España pero en su contenido, se les negaron los derechos de libertad a Puerto Rico y Cuba. Se había logrado el destronamiento de la reina Isabel II pero no la liberación de las últimas colonias en América por las que luchaba Hostos.
Se desilusionó con los “republicanos” españoles al observar su actitud apática, ante la liberación de Cuba y Puerto Rico. Se trasladó a Francia y luego a Estados Unidos. En Nueva York organizó Junta Revolucionaria Cubana y un periódico. Se trasladó a Colombia, Panamá, Perú, Chile, Argentina y Brasil buscando más apoyo. De ahí regresó a Nueva York.
Soy dominicano de sentimiento, cubano por obligación y
Eugenio María De hostos
puertorriqueño de nacimiento.
LLEGADA – Llegó por primera vez a República Dominicana el 30 o 31 de mayo de 1875 en el barco «Tybee» que llegó a la ciudad de Puerto Plata desde Nueva York. Allí en suelo dominicano, conoció a Segundo Imbert (un militar y político), al héroe nacional Gregorio Luperón y a Federico Henríquez y Carvajal (un escritor, periodista y educador). En ese momento el país se encontraba consolidando la independencia nacional. Era una época muy turbulenta en el aspecto político. Se regresó a Nueva York y luego a Venezuela.
BODA – En Caracas dirigió el Colegio Nacional de Asunción. El 9 de julio de 1877 se casó con la cubana Belinda Otilia de Ayala Quintana. Él tenía 38 años y ella 15. Tuvieron cinco hijos.
EDUCACIÓN HOSTOSIANA – Finalmente fue invitado en 1879 por el gobierno liberal de Gregorio Luperón a participar en la reforma de la Educación Dominicana. Se convirtió en un pilar de los cambios educativos dominicanos, fundó la Escuela Normal, una institución dedicada a la formación de maestros, donde se dedicó a la actividad pedagógica entre 1879 y 1888. Su enfoque educativo incluía temas como la enseñanza científica y una formación pedagógica rigurosa para los maestros, algo inédito en ese momento en la región.
EDUCACIÓN DOMINICANA ANTES DE HOSTOS – Antes de la llegada de Hostos, la educación en República Dominicana estaba marcada por métodos tradicionales y religiosos. La enseñanza era memorística (basada en la memoria), enfocada en la transmisión de conocimientos teóricos, y limitada a un enfoque dogmático. No se toleraba ni se incentivaba la crítica o el pensamiento independiente. Además, el acceso a la educación estaba restringido a una élite social, dejando a gran parte de la población sin oportunidades educativas.
NUEVO ENFOQUE – Su metodología incluyó el estudio de ciencias naturales, geografía, historia y la instrucción física, dando un enfoque integral a la educación. Además, Hostos promovió la educación para las mujeres, algo revolucionario para la época, y defendió la idea de que la educación debía ser un derecho universal.
SALOMÉ UREÑA Y HOSTOS – Hostos tuvo una relación cercana y colaborativa con Salomé Ureña, una destacada poeta y educadora dominicana, quien fue una de las primeras en implementar sus ideas educativas en la práctica. Inspirada por las ideas de Hostos, Salomé Ureña fundó el Instituto de Señoritas en 1881, una de las primeras instituciones dedicadas a la educación de mujeres en el país.
EDUCACIÓN FEMENINA DESFASADA – Antes de la llegada de Hostos, las niñas y mujeres solo tenían acceso a una educación básica, religiosa y de quehaceres domésticos. Las asignaturas que recibian las niñas y mujeres dominicanas eran muy influenciadas por la iglesia católica:
- Catecismo y Religión: La educación religiosa era fundamental, ya que se buscaba inculcar valores y principios cristianos. Se esperaba que las mujeres fueran sumisas, creyentes, piadosas y morales, por lo que el catecismo era una asignatura central.
- Lectura y Escritura: La enseñanza de lectura y escritura era elemental, aunque no siempre con el fin de fomentar un pensamiento crítico, sino más bien para que pudieran leer textos religiosos y tener un nivel básico de alfabetización.
- Aritmética Básica: En algunos casos, se enseñaba aritmética a nivel elemental, limitada a operaciones sencillas que serían útiles en la administración del hogar.
- Costura, Bordado y Labores Domésticas: Estas eran enseñanzas fundamentales para las mujeres, pues se consideraba que su rol principal sería el de ama de casa y madre. Aprendían costura, bordado, cocina y otros quehaceres del hogar.
- Música y Dibujo (en algunos casos): Para las familias de clase alta, también se enseñaban algunas actividades consideradas un lujo, como la música (especialmente piano) y el dibujo, para desarrollar habilidades sociales y culturales esperadas de mujeres en la alta sociedad.
MEJORAS EN EDUCACIÓN FEMENINA – La colaboración de Hostos y Salomé Ureña, dió un giro significativo a la educación femenina del país, con ello se amplió el acceso a asignaturas científicas, humanísticas y cívicas.
Puso todo su empeño en lograr que la educación dominicana fuese laica; desligada de la enseñanza religiosa. Este proyecto se encontró con una fuerte oposición de la iglesia católica, hasta el extremo de que una banda de fanáticos religiosos quemó su casa.
ALIADOS – Además de su relación con Ureña, Hostos también colaboró con otros pensadores y líderes dominicanos, como Pedro Francisco Bonó, un sociólogo y político que compartía su compromiso con el bienestar social y la justicia. Con estos colaboradores, promovió una serie de reformas legales que buscaban transformar no solo la educación, sino también el sentido de responsabilidad cívica y nacional en República Dominicana.
OPOSITORES – Muchos sectores eclesiásticos lo consideraban una figura peligrosa, al ver en sus ideas una amenaza para el orden moral y social vigente. Sus propuestas de educación laica y su crítica a la influencia eclesiástica en los asuntos públicos y educativos hicieron que varios líderes religiosos lo percibieran como un enemigo de la fe.
EXILIO DURANTE DICTADURA – Al asumir la presidencia Ulises Heureaux (Lilís) en 1882 sus ideas entraron en contradicción con el dictador. En agosto de 1888 fundó en Santo Domingo la Escuela Nocturna para la clase obrera y publicó su obra Moral Social. En 1889 y años siguientes emigró a Colombia, Panamá, Perú, Chile desarrollando sus ideas educativas de manera limitada. Igual que en República Dominicana, en Chile también tuvo enfrentamientos con políticos déspotas. Desde 1895 se sumó a la lucha por la independencia de Cuba y en 1898 por la de Puerto Rico.
Hostos encotró en Dominicana una educación casi primitiva. Creyó que la educación debía ser un medio para erradicar la ignorancia, la injusticia y el atraso. Gracias a su labor, se formaron generaciones de maestros que replicaron su enfoque progresista en diferentes partes del país.
OTRAS PUBLICACIONES – Hostos publicó tratados de sociología en 1883 y 1901. Proponía una educación liberal, una educación laica basada en el positivismo que llevara a un progreso moral e hiciera posible el desarrollo de la democracia y las instituciones representativas en el continente americano.
REGRESO A DOMINICANA – En 1899, EUA se había adueñado de Puerto Rico, su amigo Gregorio Luperón había fallecido y el dictador Ulises Heureaux (Lilís) había sido asesinado. Hostos regresó de nuevo a un Santo Domingo cambiante. Allí se consagró consolidar su obra pedagógica y cultural.
TRIUNFO PARCIAL – Después de mucho esfuerzo y sacrificio, Hostos finalmente logró que la ley de educación dominicana asumiera su idea. Actualmente la constitución dominicana afirma que la educación debe ser laica.
Contrario a lo que pensaban muchos de sus contemporáneos, Hostos no era anticatólico, ni rechazaba la religión en sí misma, sino que creía que la educación debía ser un espacio neutral donde los estudiantes pudieran formarse de manera libre y crítica. Para él, la religión era una cuestión de fe personal, mientras que la educación debía estar orientada al conocimiento y la ética laica.
HÉROE Y EDUCADOR – Hostos ha sido reconocido como héroe y protagonista principal de la educación dominicana. Pudo mezclar el sentido científico y ético en sus enseñanzas. Su visión educadora significó una democratización de la educación, abriendo el camino para que personas de diversos orígenes, incluyendo mujeres y pobres, pudieran acceder a una educación de calidad. Un grande de toda latinoamérica.
Murió en Santo Domingo, República Dominicana el 11 de agosto de 1903 con 64 años. Es el único héroe que nació en el extranjero y se encuentra enterrado en el Panteón Nacional Dominicano.
ESCUELA LAICA – La Iglesia Católica continuó teniendo una influencia importante en el sistema educativo, y las ideas de Hostos enfrentaron bloqueos y limitaciones en su implementación completa. La invasión de Estados Unidos al país en 1916 y posteriormente la dictadura trujillista favorecieron una educación con influencia religiosa. El triunfo de la escuela laica ha quedado incompleto.
Excelente reseña de Eugenio Ma. de Hostos, un revolucionario innato y visionario.
Recorrió prácticamente el Caribe y Latinoamérica y fue consistente persistente y resiliente con sus ideales.
Felicidades ante tan interesante narrativa de un insigne Héroe natural.